Nuestra hípica nació de un sueño familiar: compartir el amor por los caballos y la naturaleza con quienes buscan algo más que una simple actividad. Desde hace más de 25 años, trabajamos con dedicación, respeto y cariño para ofrecer un espacio donde caballos y personas crecen juntos.

Lo que comenzó como un pequeño proyecto familiar se ha convertido en un centro ecuestre de referencia, donde cada rincón respira tradición, aprendizaje y vínculo con los animales. Generación tras generación, hemos mantenido viva la esencia de la equitación: formar jinetes con valores, cuidar de cada caballo como si fuera nuestro, y crear experiencias que dejan huella.

Nos define la pasión por los caballos, ya que cada servicio está pensado desde el respeto y el conocimiento profundo del mundo ecuestre, el compromiso con la formación desde los primeros pasos hasta el entrenamiento avanzado en el que acompañamos a jinetes y amazonas de todas las edades. Tenemos un entorno natural cuidado que se convierte en un lugar donde desconectar, aprender y disfrutar.

Hoy, seguimos creciendo con la misma ilusión del primer día, adaptándonos a nuevas generaciones, pero sin perder nuestras raíces. Porque para nosotros, la equitación no es solo un deporte: es una forma de vida.